Vagos Metal Fest, el festival "para todos"

Una mujer con una camiseta rosa, un hombre con una camiseta sin mangas rosa, -naranja y otro con una “t- Camisa amarilla. Caminando por Quinta do Ega, sede del Vagos Metal Fest, verás principalmente gente vestida de negro de pies a cabeza, como bandadas de cuervos deambulando por el centro antes de dirigirse al escenario a la hora del concierto. Santiago, un colombiano de 31 años de Bogotá, es una de esas raras excepciones, con su camiseta amarilla de Iron Maiden. Con gafas de sol de espejo, piercings en el labio y el lóbulo de la oreja, anillos en los dedos y tatuajes que le cubren todo el brazo izquierdo, se sienta en un puf en el césped junto a la Cafetería, a la sombra de un frondoso árbol que da cobijo a varios clientes que toman cerveza para matar el tiempo antes de que Moonspell, Diyng Fetus y las demás bandas del cartel comiencen sus actuaciones ese día.
Santiago se casó con Natalia, una colombiana de 30 años, en mayo. "Estamos aquí de luna de miel", dice entre risas. Incluso con una pierna rota y moviéndose con muletas, su esposa no se quedó en casa para recuperarse. Aunque residen en Madrid, se definen como "nómadas", recorriendo distintos países. "Aquí se siente la energía de la gente", dice.
Una mujer con una camiseta rosa, un hombre con una camiseta sin mangas rosa, -naranja y otro con una “t- Camisa amarilla. Caminando por Quinta do Ega, sede del Vagos Metal Fest, verás principalmente gente vestida de negro de pies a cabeza, como bandadas de cuervos deambulando por el centro antes de dirigirse al escenario a la hora del concierto. Santiago, un colombiano de 31 años de Bogotá, es una de esas raras excepciones, con su camiseta amarilla de Iron Maiden. Con gafas de sol de espejo, piercings en el labio y el lóbulo de la oreja, anillos en los dedos y tatuajes que le cubren todo el brazo izquierdo, se sienta en un puf en el césped junto a la Cafetería, a la sombra de un frondoso árbol que da cobijo a varios clientes que toman cerveza para matar el tiempo antes de que Moonspell, Diyng Fetus y las demás bandas del cartel comiencen sus actuaciones ese día.
Santiago se casó con Natalia, una colombiana de 30 años, en mayo. "Estamos aquí de luna de miel", dice entre risas. Incluso con una pierna rota y moviéndose con muletas, su esposa no se quedó en casa para recuperarse. Aunque residen en Madrid, se definen como "nómadas", recorriendo distintos países. "Aquí se siente la energía de la gente", dice.
Una mujer con una camiseta rosa, un hombre con una camiseta sin mangas rosa, -naranja y otro con una “t- Camisa amarilla. Caminando por Quinta do Ega, sede del Vagos Metal Fest, verás principalmente gente vestida de negro de pies a cabeza, como bandadas de cuervos deambulando por el centro antes de dirigirse al escenario a la hora del concierto. Santiago, un colombiano de 31 años de Bogotá, es una de esas raras excepciones, con su camiseta amarilla de Iron Maiden. Con gafas de sol de espejo, piercings en el labio y el lóbulo de la oreja, anillos en los dedos y tatuajes que le cubren todo el brazo izquierdo, se sienta en un puf en el césped junto a la Cafetería, a la sombra de un frondoso árbol que da cobijo a varios clientes que toman cerveza para matar el tiempo antes de que Moonspell, Diyng Fetus y las demás bandas del cartel comiencen sus actuaciones ese día.
Santiago se casó con Natalia, una colombiana de 30 años, en mayo. "Estamos aquí de luna de miel", dice entre risas. Incluso con una pierna rota y moviéndose con muletas, su esposa no se quedó en casa para recuperarse. Aunque residen en Madrid, se definen como "nómadas", recorriendo distintos países. "Aquí se siente la energía de la gente", dice.
Diario de Aveiro